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Artículo :
30/11/2023
La Producción debe ofrecer las garantías que el consumidor demanda y la Certificación es el medio adecuado

Las tendencias en alimentación detectan un consumidor cada vez más crítico, informado y exigente. Un consumidor que valora los hábitos alimenticios como un pilar en la salud, el bienestar social y la sostenibilidad y, en consecuencia, dispuesto a asumir un valor añadido por la calidad, la seguridad alimentaria y las practicas adecuadas de gestión en toda la cadena de producción: prácticas sociales, medioambientales, de bienestar animal, etc.

 

La agricultura y la industria agroalimentaria en España dispone de capacidad suficiente para responder a estas demandas. Es una oportunidad excelente para proporcionar a nuestro sistema productivo el valor añadido que merece. El desafío es continuar ganando la confianza del consumidor. Esta confianza continuada se consigue con la implementación en los sistemas de producción de los esquemas de calidad exigibles en un modelo de sociedad avanzado. La información y transparencia deben estar respaldados en evidencias; no es una simple campaña de marketing que transmita concepto vagos o poco definidos. 

 

Productos de calidad, seguros, sostenibles, trazados desde el origen, son los argumentos necesarios para ganar el mercado y diferenciarse de terceros, que podrán ser más competitivos en costes de producción pero no en los argumentos indicados. Este es el reto, transmitir con convicción las cualidades de nuestros productos.

 

Los argumentos no pueden ser tópicos ni comentarios estándar, deben estar basados en evidencias contrastadas. Los consumidores están saturados de eslogan, informaciones a medias o publicidad poco transparente.

 

Los pliegos de condiciones tanto públicos como privados se deben hacer con el sentir regulatorio del sector, con el ánimo de poner en valor los productos acogidos a los referidos pliegos y pensando en el consumidor como receptor de los atributos y mensajes que queremos transmitir en la indicación de conformidad del pliego.

 

La certificación, como instrumento de intermediación entre el sector productor y consumidor, tiene la responsabilidad de saber conducir la confianza. Nuestro trabajo se desarrolla en el sector productor, pero no podemos olvidar nuestra responsabilidad con el consumidor, que nos obliga a ser competentes y rigurosos. En cierta forma la certificación es el medio que vincula al consumidor con los atributos que se indica en el producto, especialmente cuando la proximidad física o geográfica entre el área de producción y consumo es cada vez mayor.

 

En el ejercicio de la certificación, afortunadamente, nos encontramos con muchos interlocutores que valoran y entienden el valor de la certificación, colaborando e implantando las medidas necesarias que muestren la autenticidad de sus productos. Cada vez son menos aquellos operadores que abordan la certificación como una traba. Los operadores deben contemplar la certificación como el recordatorio continuado de que no deben relajarse en la búsqueda de la excelencia.

 

Es momento de dar respuesta decidida al consumidor, a la necesidad de confianza. En ello debe estar la certificación. La producción debe de valorar en la transparencia su principal aliado para una actividad económica estable, más segura y satisfactoria.

 

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